Atendiendo a los posibles condicionantes que pueden acortar la vida útil de una infraestructura de paso, algunos de los cuales pueden ser imprevisibles, es preciso programar inspecciones periódicas, que propicien, a partir de la obtención de datos relativos al estado de la construcción, determinar las actuaciones necesarias para una conservación óptima de sus características funcionales, resistentes y estéticas, y que, además, garanticen la seguridad tanto de sus usuarios como de cuantos pudieran verse afectados por un estado deficiente ya sea de los viaductos y estructuras singulares, en sí, o de los distintos elementos que conforman dichas infraestructuras.
El objetivo de la evaluación y de la puesta en marcha de las operaciones de mantenimiento y rehabilitación que se estimen oportunas será el de mantener la vialidad de puentes y estructuras singulares, incluso en las condiciones más adversas que se pudieran llegar a presentar, y prevenir posibles comportamientos anómalos e indeseados de futuro. De ahí la necesidad de una gestión integral de dichas infraestructuras, que, además de contribuir a la prevención de problemas que pudieran llegar comprometer la seguridad, propicie también un ahorro sustancial. No en vano, a partir de su intervención rápida, se pueden atajar daños antes de que sea precisa una actuación excesivamente costosa, ya sea por la magnitud de las operaciones a efectuar, ya sea por las consecuencias de un deficiente estado del trazado.
Dicha gestión integral habrá de basarse en la inspección y en la puesta en marcha de las medidas correctoras que se estime oportuno, y cuya urgencia será determinada por las propias características de la incidencia detectada.
La inspección podrá ser básica (que es aquella desarrollada por personal no especializado, pero que, pese a ello y pese a ser meramente visual, propicia la detección de deterioros de forma temprana), principal (que es aquella inspección visual sistemática y minuciosa que es acometida por personal especializado, al objeto de conocer el estado de todos los elementos del puente) o especial (que es aquella que surge a raíz de los daños detectados en una inspección principal como consecuencia de una situación singular, como el impacto de vehículos, los posibles daños derivados de un desastre natural, etcétera); y, a su vez, las medidas correctoras serán de mantenimiento o de conservación, y se acometerán en función de la gravedad de las anomalías detectadas en las inspecciones. Así, en el caso de que se trate de:
A medida que avance en la materia de este curso, el alumno se familiarizará con los distintos tipos de viaducto y estructuras singulares existentes, con los elementos que los estructuran, con las patologías que pudieran presentar o los posibles defectos a subsanar y, por supuesto, también con la frecuencia y costes a considerar en la puesta en marcha de las distintas fases a tener en cuenta en una gestión integral de dichas infraestructuras.
Al término de este curso, el alumno conocerá exhaustivamente:
Para un óptimo aprovechamiento del contenido didáctico de este curso, es preciso que el alumno sea ingeniero, arquitecto o técnico de obra, o cuente con amplios conocimientos en estas materias.
El contenido de este curso es adecuado para satisfacer las necesidades formativas de todas aquellas personas que se hayan de ocupar de la evaluación, mantenimiento y rehabilitación de puentes y de estructuras singulares.