Su fortaleza y durabilidad favorecieron que, desde que en 1880 se abriera la primera explotación moderna de amianto, su uso fuese especialmente popular en construcción y que su empleo fuese masivo en esta industria durante décadas, siendo en España el periodo de máxima utilización el comprendido entre 1960 y 1984, aunque en muchos países ya era muy popular en la década de los cincuenta del pasado siglo XX. Esto tiene que ver con el hecho de que todas las variedades de amianto se caracterizan por su incombustibilidad, un buen aislamiento térmico y acústico, y su resistencia a altas temperaturas, al paso de la electricidad, a la abrasión y a los microorganismos.
Semejaba, por tanto, un material idóneo para dar respuesta a múltiples necesidades, pero, al evidenciarse los peligros que, para la salud, entrañaba la manipulación de este tipo de material, progresivamente se ha ido erradicando su uso en todo el mundo.
En España, la prohibición de la fabricación y comercialización de la última variedad de amianto (el crisolito) se fijó el 14 de junio de 2002; y, además, el cuadro de enfermedades profesionales del sistema de la Seguridad Social (Real Decreto 1299/2006) incluye las patologías profesionales producidas por la exposición a fibras de amianto. Las principales, la asbestosis (fibrosis pulmonar), el cáncer de pulmón y el mesotelioma (pleural o peritoneal), a las que se podrían sumar también otras neoplasias (carcinomas gastrointestinales o de laringe). Es más, existe la sospecha de que la inhalación de fibras de asbesto puede estar vinculada, en algunos casos, con otros cánceres (riñón, ovario, mama), aunque esta posibilidad no ha sido confirmada.
La peligrosidad de las fibras depende, en cualquier caso, de distintos factores, como las características físico-químicas de las mismas y su concentración en el aire, el tiempo de exposición a las mismas, la carencia o uso inadecuado de las medidas de protección individual necesarias, o incluso el ritmo respiratorio y las condiciones físicas y anatómicas de la persona expuesta a este material, constituido por un conjunto de minerales materiales con estructura fibrosa y cristalina que puede ser dividida en filamentos.
Atendiendo a esto, la prohibición de la fabricación y comercialización se evidenciaba, por tanto, insuficiente; de hecho, era preciso establecer también las medidas a adoptar en aquellas obras en las que, dada su fecha de construcción o reforma, pudiera haberse utilizado. En consecuencia, en 2006, se aprobó un Real Decreto (RD396/2006) que establecía las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos con riesgo de exposición al amianto, y en el que se encomendaba al Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo la elaboración y actualización de una Guía técnica, de carácter no vinculante, para la evaluación de los riesgos derivados de la exposición a amianto durante el trabajo. Previas a esa fecha, eso sí, ya se habían aprobado dos Notas Técnicas de Prevención (TP), datadas en 2003, relativas a la Detección de amianto en edificios: la NTP 632 (que recoge aspectos básicos a considerar) y la NTP 633 (referida a la identificación y metodología de análisis).
Esta última Nota Técnica de Prevención, la NTP 633, tiene como objetivo guiar a los profesionales en la identificación de materiales con amianto en edificios, a fin de que puedan adoptar una metodología adecuada para la toma de muestras, para el análisis de las mismas y para interpretar los resultados que del mismo se obtengan. Así, entre otros aspectos, se abunda en la necesidad de contar con un conocimiento amplio acerca del edificio a inspeccionar y de los usos para los que fue concebido, dado que esa información es sustancial para poder identificar fácilmente los elementos y estructuras en los que podría haber amianto.
Este Curso de Inspección de Edificios para Determinación de Presencia de Amianto aporta al alumnado las nociones básicas acerca de este material y de las alternativas al mismo; da cuenta de las técnicas de desamiantado más seguras y de las medidas de protección que se han de adoptar tanto en la inspección del inmueble como en la retirada de los elementos problemáticos; aborda cómo ha de acometerse la gestión de residuos; y profundiza el protocolo de inspección a seguir en obras en las que podría encontrarse asbesto.
A medida que avance en la materia de este curso, el alumnado:
El contenido de este curso es adecuado para quienes desempeñen funciones en el ámbito de la construcción, principalmente en obras de demolición o rehabilitación de inmuebles, y aspiren a poder asumir la inspección de edificios susceptibles de contener amianto en la composición de sus materiales. Por tanto, es apropiado para, entre otros profesionales, técnicos en prevención, ingenieros, arquitectos, aparejadores y coordinadores de seguridad.