Un informe, sea cual sea su tipo, no se puede limitar a una simple exposición de cifras y datos, sino que ha de seguir una estructura que permita a su usuario final descubrir desde las motivaciones para su elaboración hasta las conclusiones extraídas a partir de la información que en él se maneja y presenta. De ahí que su autor haya de ser especialmente concienzudo, ordenando adecuadamente los contenidos y cuidando al máximo su presentación, a fin de hacer más accesibles los datos; y optando, además, por una redacción en la que se primen la claridad, la concisión y la precisión.
El mensaje a transmitir, que ha de partir de la información disponible y no de opiniones personales, ha de ser inequívoco y directo, al objeto de motivar la respuesta esperada y, en caso de ser necesario, mover al destinatario a la acción a partir de las conclusiones extraídas en el análisis planteado. Es por ello que, en la elaboración de un informe, hay que tener presentes las claves de la inteligencia emocional y hay que hacer un buen uso de las habilidades sociales relacionadas con la comunicación oral y escrita. No en vano, a través de este tipo de trabajo, el autor estará poniendo su capacitación profesional e imagen en manos de su público objetivo.
El responsable de la redacción del informe ha de considerar el hecho de que la estructura y el contenido del mismo habrán de variar en función de su tipología; por tanto, es preciso que, antes de proceder a su elaboración, conozca el propósito del mismo y, también, las necesidades de sus destinatarios. De este modo, podrá dar una respuesta adecuada que satisfaga, también, las del autor o las de la empresa que lo utiliza. Las necesidades a tener en cuenta, por tanto, pueden ser propias o ajenas y, atendiendo a ellas, se habrán de definir tanto la estructura del documento como los aspectos a incorporar en el mismo. De este modo, si se trata, por ejemplo, de confeccionar un informe de cara a clientes o proveedores, se habrá de considerar qué se quiere expresar en él y qué datos resultarán útiles a los destinatarios, de cara a mejorar, con ello, las relaciones entre la organización y su público objetivo, algo que, consecuentemente, permitirá establecer una serie de objetivos comunes.
En este curso, eminentemente práctico, se aportarán múltiples ejemplos, a partir de los que el alumno podrá descubrir los diferentes tipos de informe y su estructura, e incluso acercarse a la redacción de notas de prensa, algo para lo que, por supuesto, precisará conocer la psicología de los destinatarios y disponer de los recursos técnicos y lingüísticos que contribuirán a que el documento resultante ofrezca la mejor imagen posible tanto del autor del mismo como de quien lo ha encargado, de quien lo emite o de quien lo divulga, en el caso de que se trate de un informe de empresa.
Una vez finalizado este Curso de elaboración de informes, el alumno sabrá generar documentos completos y adaptados a la temática que contienen y a las necesidades expresadas por quienes lo utilizarán, puesto que podrá extractar adecuadamente los aspectos a transmitir, aportándoles una estructura adecuada que propicie su comprensibilidad y su funcionalidad. Además, podrá crear sus informes en base a la psicología de sus destinatarios, aplicando, para ello, las técnicas de redacción adecuadas a cada caso.
El objetivo fundamental de este curso es capacitar al alumno para afrontar con eficiencia la elaboración de informes, ordenando sus contenidos, redactándolos de forma precisa y presentándolos. Para ello, el alumno conocerá en profundidad los distintos tipos de informe y su estructura; los recursos y técnicas más usuales para su elaboración; y las claves para identificar y corregir errores.
El contenido de este curso es adecuado para satisfacer las necesidades formativas de personal de una empresa que hayan de ocuparse de generar y de presentar informes de diversa índole.