Siguiendo al filósofo italiano Giambattista Vico, sabemos que la historia tiene un carácter cíclico que parte de un estado inicial de crecimiento, para avanzar hacia un periodo de acción y, finalmente, hacia la madurez en la que la igualdad es la que cobra el protagonismo. No obstante, tras esta última etapa, no se detiene el proceso, sino que se vuelve a la fase primigenia. Y lo mismo ocurre en relación al devenir de la economía, cuyo movimiento es cíclico. De hecho, siguiendo la corriente keynesiana, sabemos que, inevitablemente, a las fases de expansión las seguirán otras de contracción, tras las que nuevamente llegarán las de crecimiento, puesto que los ciclos económicos, resultado del cambio cíclico en la eficiencia marginal del capital (o tasa de descuento que se utiliza para equiparar el precio de un activo de capital fijo con su valor actual descontado de los ingresos previstos), son ineludibles. Eso sí, se pueden programar acciones o políticas que contribuyan a minimizar en la medida de lo posible los efectos de la crisis.
Pese a su existencia, la ilación de burbujas económicas en los primeros años del actual milenio derivó en una Gran Recesión, que puso en entredicho la viabilidad de incontables empresas. Las que pervivieron debieron reinventarse y afrontar importantes reestructuraciones, a fin de ajustar la oferta a una demanda exigua, que, pese a exigir calidad, no disponía de liquidez o crédito suficientes para hacer frente a los precios que, hasta el momento, se manejaban; por lo que también fue preciso moderarlos. Sin embargo, la situación se prolongó en exceso, superando todos los pronósticos y, pese a que aún colean sus efectos, son muchos los analistas que hablan del riesgo de una nueva e inminente depresión, similar a la que produjo el colapso financiero en 2008. De ahí que sea preciso conocer cómo prevenir sus efectos, para atajarlos y sobrellevarlos en la medida de lo posible, y cómo afrontar un concurso de acreedores en el caso de que se llegue a dicha situación.
Con este propósito, se ha ideado este curso, dirigido principalmente a pequeños empresarios, a emprendedores y a profesionales interesados en conocer las herramientas con las que hay que trabajar para reestructurar una empresa en crisis. Así, tras completar su formación en la materia, podrán tomar las decisiones operativas y financieras adecuadas durante las diferentes fases a las que se habrá de hacer frente en cualquier empresa. No en vano, serán capaces de identificar, de manera sencilla, los pasos a seguir para sanear una compañía en crisis, o bien dar salida de manera ordenada a aquellas sociedades que han dejado de ser viables.
A lo largo de este curso, se insistirá en la necesidad de fomentar la capacidad de gestión, dirección, control y liderazgo, y de sumar a estos atributos una apuesta constante por el aprendizaje, de cara a que emprendedores y directivos puedan llegar a ser capaces de prevenir las crisis y logren afrontarlas con mayor eficacia. Para ello, y para que pueda barajar posibles soluciones ante ciclos económicos recesivos antes de definir su estrategia de actuación, el alumno contará con el asesoramiento de un tutor experto en reestructuraciones empresariales, fusiones y adquisiciones y derecho concursal, que le ayudará a resolver las dudas que, a medida que avance en el temario, le vayan surgiendo.
Una vez finalizado el curso podrá afrontar las reestructuraciones empresariales que resulten necesarias a fin de garantizar la viabilidad o cierre ordenado de la compañía, y preparar y negociar, si es preciso, el concurso de acreedores para, de este modo, evitar males mayores como la responsabilidad del administrador o la generación de deudas innecesarias
Este curso proporcionará al alumno las claves para:
Esta acción formativa es adecuada para todo tipo de empresarios, consultores y gestores, personal administrativo con alta responsabilidad, así como cualquier responsable de negocio o área financiera de una empresa.