Una de las claves para contribuir a un estado óptimo de conservación del entorno es el diseño e implementación de planes de gestión que contribuyan a su protección, y que, a mayores, favorezcan un aprovechamiento significativo de los recursos que en él se encuentran. No en vano, en las vagas de incendios que año tras año asolan partes importantes del territorio nacional, se observa que en aquellas áreas en las que se obtiene rendimiento del monte, este rara vez resulta perjudicado, pese a su relativa cercanía de zonas devastadas por las llamas. Prueba de ello fueron los 264 fuegos que, el 14 y el 15 de octubre de 2017, hubo de sofocar Galicia. Su avance, avivado por el viento, fue tan brutal que ese fin de semana se saldó con cuatro víctimas mortales, atrapadas cuando huían del fuego o cuando, ante la insuficiencia de medios de extinción, intentaban proteger sus viviendas.
Los incendios, que alcanzaron incluso ciudades tan pobladas como Vigo, calcinaron más de 26.000 hectáreas de monte arbolado y unas 23.000 de monte raso, arrasando todo a su paso. No obstante, pese a que afectaron a las cuatro provincias gallegas, a la comarca lucense de A Mariña (distrito forestal VI), que ocupa una superficie de unos 1.660 kilómetros cuadrados y donde ese fin de semana se alcanzaron temperaturas superiores a los 30 grados, solo llegaron las cenizas de los fuegos más próximos. Y esto tuvo que ver, según apuntan muchos analistas, con el hecho de que una de sus principales fuentes de riqueza es la forestal. De hecho, es el distrito en el que se corta más madera en España, con más tres millones de metros cúbicos anuales; y, en hacer esto posible, están comprometidos desde los propietarios del monte hasta los maderistas e incluso las administraciones públicas, que incentivan políticas para una gestión sostenible, que sume, a sus propósitos, el de la protección mediante actividades de desbroce, limpieza de terrenos y pistas, creación de cortafuegos, y trituración de residuos generados. Merced a este tipo de actuaciones, que dan trabajo a más de 50.000 personas entre empleos directos e indirectos, y atendiendo a los datos que manejaba la Xunta de Galicia en 2010, desde 1989 no se ha registrado ningún gran incendio forestal (GIF), que es como se califica a los que asolan más de 500 hectáreas, ni en A Mariña ni el distrito I, ligado al área de influencia de Ferrol.
La falta de previsión no solamente limita las posibilidades de obtener el ansiado rendimiento económico derivado de la extracción de madera, sino que, si se declara el fuego, este también hará estragos en el suelo y perjudicará gravemente a todas las especies que habitaban el área calcinada. Así, por ejemplo, el incendio que asoló en junio de 2017 el Espacio Natural de Doñana afectó a 40 especies de plantas, 75 de aves y 28 de mamíferos, incapaces de huir de las llamas; y esto tuvo que ver con el hecho de que, según datos del estudio preliminar efectuado por la Sociedad Española de Ornitología, este gran fuego que devoró 8.000 hectáreas de superficie (muchas de las cuales se hallaban situadas en terreno protegido) quemó también 16 hábitats catalogados como de importancia por la normativa europea, y de los cuales tres tienen rango prioritario.
Por todo ello, el estudio en profundidad de aspectos ligados a los recursos forestales y faunísticos y a la gestión de los montes y espacios naturales es de vital importancia para la optimización de los recursos naturales desde un punto de vista medioambiental y, también, de rentabilidad económica.
A través de este curso de Gestión de Montes y Conservación de la Naturaleza, se busca complementar la formación de aquellos profesionales que se ocupan de la gestión de entornos en los que tenga incidencia relevante el espacio en sí mismo, las masas forestales y las reservas faunísticas. Así, mediante un completo material didáctico, se aportará al alumno un conocimiento exhaustivo de la materia, que le permita la comprensión profunda de los diferentes sistemas biológicos implicados y que le prepare para su participación en todas las labores de gestión que este tipo de ecosistemas necesitan.
A lo largo del programa, se profundizará en las normas legales existentes con respecto al medio natural así como en los distintos enfoques de gestión y conservación de la naturaleza, haciendo especial énfasis en las obligaciones legales, planes de actuación, sistemas de conservación e incentivos y sanciones que competen al área.
Al finalizar este curso, el alumno podrá:
Este curso es adecuado a técnicos medioambientales, biólogos, ingenieros de las ramas agroforestales e, incluso, licenciados en Derecho que tengan contacto con proyectos que afecten a la conservación del entorno.