Las gravísimas consecuencias de una incorrecta producción y gestión de los productos alimentarios destinados al consumo humano han suscitado una gran intranquilidad tanto entre la ciudadanía como entre los responsables de su comercialización; de ahí que mejorar los sistemas de prevención para garantizar la seguridad se haya convertido, a raíz de los problemas detectados en los últimos años, en una prioridad para los gobiernos, especialmente en el ámbito de la UE, donde se ha puesto de manifiesto la necesidad de constatar la calidad de los productos que se comercializan.
Para ello, en 2003, la UE decidió mejorar sus políticas en cuanto a seguridad alimentaria, apostando, principalmente, por la trazabilidad. A partir de entonces, se comenzaron a aplicar férreas comprobaciones a cada una de las fases de la cadena, desde la producción de materias primas hasta las condiciones de higiene y seguridad en el punto de venta al consumidor final. Y se extendieron estas exigencias a los alimentos importados, que han de cumplir los mismos requisitos y someterse, por tanto, a las mismas comprobaciones que los producidos en la UE. En consecuencia, a través de esta política, se considera tanto la protección de consumidor como el funcionamiento del mercado único.
En todo caso, a las normas europeas para garantizar la higiene de los productos alimenticios, de salud y bienestar de los animales, de fitosanidad y de prevención de los riesgos por contaminación por sustancias externas, se suman sistemas de producción basados fundamentalmente en las buenas prácticas y, por consiguiente, en la obtención de productos sanos.
La evolución de esta conciencia encaminada a garantizar la inocuidad de los alimentos se ve reflejada en el hecho de que, actualmente, la mayoría de las empresas hortofrutícolas se ven obligadas a implementar procesos de implantación y certificación de sistemas de gestión y aseguramiento de la calidad en sus procesos de producción. E incluso muchas empresas han apostado por ir más lejos, ampliando también el alcance de aplicación de dichos sistemas de gestión de calidad a los procesos de manipulación y comercialización de sus productos, como garantía de una calidad integrada.
El objetivo general de este curso sobre Métodos de Conservación y Etiquetado de los Alimentos es mostrar al alumno los principales métodos de conservación de los alimentos permitidos por la legislación vigente, así los requisitos legales para el etiquetado de los productos alimentarios. Estos últimos que están vinculados con el Reglamento (UE) Nº 1169/2011 de Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2011, sobre la información alimentaria facilitada al consumidor; y con las siguientes disposiciones nacionales:
Así, a medida que avance en la materia, el alumno se irá familiarizando con los diversos métodos de conservación utilizados por la industria alimentaria y con el marco normativo relativo al etiquetado de los alimentos envasados, a fin de conocer cómo realizarlo.
Al término de este curso , el alumno conocerá:
Este curso va dirigido a profesionales (jefes, mandos intermedios y personal) con intervención o responsabilidad en la seguridad de una empresa alimentaria, así como a personal en periodo de aprendizaje.