Satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de dar respuesta a las de futuras generaciones es una de las cuestiones que más preocupan actualmente a los gobiernos y a múltiples empresas, que ansían contribuir con sus decisiones al equilibrio entre las necesidades sociales, económicas y ambientales propias y de su entorno. Es por ello que, en las últimas décadas, se ha ido incorporando el desarrollo sostenible a las agendas políticas de las instituciones públicas e incluso de las empresas privadas, donde se ha convertido en un objetivo en sí mismo.
El concepto de desarrollo sostenible adquirió un gran protagonismo a raíz del informe presentado en 1987 por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el Informe Brundtlant, y de la posterior Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, celebrada en 1992 y organizada por las Naciones Unidas. A partir de ella, la Unión Europea (UE) y otras partes firmaron la Declaración de Río, en la que se comprometieron a formular estrategias de desarrollo sostenible. Así, El Tratado de Ámsterdam, que entró en vigor en 1999, hizo del desarrollo sostenible una de las principales tareas de la UE, que pasaba a tener como uno de sus objetivos la promoción del progreso económico y social y un alto nivel de empleo, y la consecución de un desarrollo equilibrado y sostenible, algo para lo que insistía en el hecho de que era imprescindible trabajar en el fortalecimiento de la cohesión económica y social.
El desarrollo sostenible, pese a que tiene como principal propósito garantizar una mejor calidad de vida para la población actual y futura, no se puede aplicar de forma unilateral. Además, tampoco se circunscribe a un paquete de medidas que puedan adoptar los gobiernos. Y esto es debido a que el desarrollo sostenible es una nueva manera de vivir y de entender las relaciones con nuestro entorno medioambiental.
Las estrategias de sostenibilidad, en términos de economía y desarrollo, son el futuro tanto en el mundo empresarial como en los entes gubernamentales. Y, precisamente por ello, los planes de desarrollo sostenible (medioambiental) están siendo aplicados como herramientas de crecimiento económico de la empresa privada. De hecho, muchas organizaciones han salido del ostracismo que caracterizaba a los sistemas de producción que, progresivamente, están siendo superados y han logrado un notable éxito al cambiar, según el caso, el rumbo de sus inversiones o sus métodos de producción hacia una visión moderna de sostenibilidad, que no solo es respetuosa con este concepto, sino que, además, contribuye a una mejor gestión de los recursos, lo que, a su vez, redunda en un ahorro de costes en diferentes ámbitos de su actividad.
El presente Curso de Desarrollo de Economía Sostenible pretende acercar a los alumnos al concepto de desarrollo sostenible desde una óptica social, económica y medioambiental. Y, para ello, en él se plantean los conceptos básicos de sostenibilidad así como su evolución histórica, y las conclusiones más importantes de las principales cumbres mundiales sobre sostenibilidad. Además, este curso se caracteriza por su alto contenido práctico, que favorecerá un aprendizaje significativo por parte del alumno.
De este modo, al finalizar el curso, el alumno conocerá:
El principal objetivo de este curso es acercar a los alumnos al desarrollo sostenible desde la óptica social, económica y medioambiental. Y, para ello, habrá de conocer los indicadores fundamentales de la sostenibildiad; los principios económicos, sociales y ambientales del desarrollo sostenible; las políticas públicas de sostenibilidad; la sostenibilidad en las empresas y las medidas de actuación; y los modelos y aplicación del desarrollo económico sostenible.
El contenido de este curso acerca al alumno al desarrollo sostenible desde distintas ópticas, por lo que es adecuado para cualquier persona que desee ampliar sus conocimientos en la materia desde un prisma global.