En un mercado cada vez más exigente y en el que la competencia es cada vez mayor, resulta imprescindible para las empresas optar por sistemas de gestión que contribuyan a la reducción de costes en los distintos departamentos que las conforman, a fin de poder ofrecer con ello productos de calidad a precios ajustados. Solo de este modo podrán mejorar su posición competitiva y contribuir a garantizar su pervivencia, sobreponiéndose a los vaivenes de una coyuntura socioeconómica tan cambiante como la actual. Para lograrlo, resulta imprescindible que sus responsables conozcan las claves para una producción ajustada y la impulsen, favoreciendo, de este modo, la aplicación de la metodología Six Sigma, una filosofía de gestión de la calidad sistemática y rigurosa que no solo se orienta hacia la reducción de costes, sino también hacia la optimización de la eficiencia de los procesos de la empresa.
Six Sigma, que se ideó como herramienta para la mejora y solución de problemas complejos, se caracteriza por favorecer la disminución de las variaciones en los procesos y, de este modo, propiciar una notable reducción en cuanto a los defectos, que es como se denomina a aquellos eventos en los que un producto o servicio no logra cumplir con los requisitos del cliente. Para ello, en la década de los ochenta del pasado siglo XX, Philip Crosby popularizó el concepto de Cero Defectos como orientación para el control de calidad. A través de este enfoque, sostenía que, si se establece un nivel "aceptable" de defectos, ello tiende a provocar que dicho nivel (o uno más alto) se convierta en una profecía que se cumple; si los empleados saben que está "bien" trabajar dentro de un nivel determinado de errores, llegarán a considerar que ese nivel es la "norma", pese a que, obviamente, está por debajo de lo óptimo.
Crosby aseguraba, además, que los estándares de desempeño que se exigían a las personas eran mucho más holgados en sus trabajos que los que regían sus vidas personales. "Esperan hacer las cosas bien cuando se trata de sostener a un bebé, de pagar las facturas o de regresar temprano a la casa correcta. En cambio, en los negocios se les fijan niveles aceptables de calidad, márgenes de variación y desviaciones".
También en los ochenta fue muy popular la TQM (Gestión de Calidad Total), que, no obstante, sufrió un importante proceso de desgaste y en muchas empresas de agonía, por lo que era indispensable generar un método que motivara un liderazgo por la calidad, el Seis Sigma, que se desarrollaría en función de tres características principales:
Seis Sigma implica, por tanto, un sistema estadístico y también una filosofía de gestión, ya que es una forma inteligente de dirigir un negocio o un departamento a partir de la cual se sitúa primero al cliente y se usan datos para impulsar mejores resultados.
Los esfuerzos de Seis Sigma se dirigen hacia tres áreas principales: mejorar la satisfacción del cliente, reducir el tiempo del ciclo y minimizar los defectos. Además, esta filosofía, que busca mejorar los procesos a través de la medición y el análisis estadístico de los factores que contribuyen a su funcionamiento y rendimiento, sigue la llamada metodología DMAIC, que implica definir, medir, analizar, mejorar y controlar, y que se estudiará en profundidad a lo largo de este curso.
A través de esta acción formativa, se pretende capacitar al alumno para realizar la implantación de Six Sigma en un proyecto o en una organización para la óptima realización de sus procesos y para la obtención de resultados. Para ello, el contenido didáctico del mismo se completa con abundante material relativo a las herramientas de resolución de problemas, con gráficos de control de procesos, con ejemplos de implantación, etcétera, a fin de que el aprendizaje de los participantes sea significativo.
A través de este curso, el alumno conocerá:
Para el mejor aprovechamiento posible de este curso, es necesario que el alumno cuente con conocimientos previos en cuanto a sistemas de calidad.
Este curso es adecuado para responsables de los departamentos de calidad en las empresas, consultores y gestores de implantación de sistemas de calidad o cualquier interesado en la formación específica.